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Arquitectos: Adrià Garrido Verdú
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Fotografías:Milena Villalba

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Entre la Ciudad de las Artes de Valencia y las pilas de contenedores del puerto de Pinedo, la huerta de La Punta sobrevive a duras penas a los macroproyectos que la rodean. Varias decenas de creadores defienden la cultura local desde hace ya un tiempo en Pluto, un entorno de trabajo seguro y colaborativo en La Punta, a apenas 10 minutos en bici desde el centro de la ciudad. Baby Pluto es la extensión de estos talleres en la nave colindante para afianzarse como isla creativa en mitad de la huerta valenciana.


Adobe, rafia y madera de pino. Con estos materiales se generan 6 espacios alternativos de trabajo que permiten a jóvenes artistas de Valencia disponer de un taller digno en medio de un entorno agrícola y participar en el tejido de cultura subalterna de la urbe.


Por ello se interpretó la estructura existente de la nave como una segunda piel para los futuros talleres. Dentro de esta nave debíamos crear un espacio único, una fortaleza para el arte. Y qué mejor protección en un entorno hostil que unas trincheras. Las trincheras de sacos de arena sirven en los conflictos para proteger a los atacantes de cada bando. La creación y su arte deben blindarse en una sociedad cada vez más hostil, mercantil y deshumanizada que impide los lugares de creación en sus ciudades. Por ello, se decidió usar el método del superadobe, un método vernáculo de construcción que consiste en el relleno de tierra en sacos de rafia en contínua superposición.


Esta técnica se utiliza para delimitar los talleres y, una vez dentro, una estructura ligera de madera de pino permite a cada artesano hacer suyo el espacio, cubriéndolo, descubriéndolo, significándolo…

Un contraste de límites entre un contorno tectónico como los sacos de superadobe y un interior mucho más liviano, ligero y libre.


El proyecto se ideó desde el principio como un proyecto local, con materiales del entorno, gente del entorno y arquitectos del entorno. Dada su posición contracultural respecto a la ciudad de Valencia, no podía ser de otra forma. La tierra, la protagonista de esta aventura, proviene del exceso tras trabajar las huertas colindantes a Pluto. La madera procede del almacén de madera de barrio, justo enfrente del local. El carpintero es uno de los artesanos que trabaja en uno de los talleres. Los operarios fueron Yuri, un refugiado ruso a quien Pluto le ha cedido un espacio, y Carlo Frio, un músico valenciano que se dedica a la construcción a falta de vivir de la música. El arquitecto, yo, que vivo a escasos 5 minutos en bici.

Este microcosmos humano ha producido un proyecto con una huella de carbono mínima, apoyado a gente en riesgo de exclusión social, usado tierra y agua mezclada y comprimida a mano y todo ello, sin residuos ya que la tierra sobrante ha sido devuelta a la huerta.
El superadobe es una técnica de construcción utilizada en zonas de difícil acceso o tras un desastre natural, ya que normalmente proviene de los recursos de tierra de los mismos lugares donde se va a intervenir. En este caso nos encontrábamos con un excedente de tierra fértil tras haber trabajado la huerta de Pluto, 10 toneladas exactamente. A partir de ahí surge la idea de implementar el superadobe en el proyecto por ser una opción económica, sin coste material y que, además, nos solucionaba los excesos de tierra. La duración de vida de los talleres es indeterminada por lo que esta solución circula en paralelo con el futuro incierto del proyecto: en el momento que se acabé su uso, toda la tierra utilizada será devuelta a los propios campos de cultivo de l'Horta Sud, ya que no se ha usado ningún aditivo cementoso, y esta seguirá siendo fértil. Con ello conseguimos cerrar el ciclo material de la tierra.
